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3/1/19

Jorge Luis Borges: Tarde cualquiera (1925)








Esas tardes tan claras en casa de un amigo
a la vera de Banfield... Hube paz de suburbio:
vi la pampa tirada igual que un soguerío
y el cielo azul y blanco como nueve de julio.

Hablamos de palabras... Cuando el poniente huraño
rondó los callejones como incendio de veras
al campo le pusimos versos de Garcilaso
¡versos italianados, chiquitos en América!

Hubo después un piano. La hermana de mi amigo
dramatizó el borroso sentido de la tarde.
El Flete, La Payasa, Sin Amor, El Cuzquito
cavaron como penas la hora perdida y grande.

La hermana de mi amigo es morena y hermosa.
No estoy enamorado de ella. Todo el ocaso
se olvidó de la quinta. La oscuridá, la sombra
brotó como una queja de mi pecho apagado.

























Luna de enfrente, Buenos Aires, Editorial Proa, 1925
Además en Revista Juvencia, Lomas de Zamora, N° 15, 11 de noviembre de 1926

Omitido en siguientes ediciones de Luna de enfrente y en Obras completas

Incluido en Textos recobrados 1919-1929
© 1997 y 2007 María Kodama
Buenos Aires, Sudamericana, 2011



Imagen arriba: Un (otro) Borges de Miguel Ruibal [+] [TW] [FB]  Dic. 2018





17/11/18

Jorge Luis Borges: Dualidad en una despedida (1925)







Tarde que socavó nuestro adiós.
Tarde acerada y gustadora y monstruosa cual un Ángel oscuro.
Tarde cuando vivieron nuestros labios en la desnuda y triste intimidad de los besos.
Nos adunó la perfección del sufrir.
El tiempo inevitable se divulgaba sobre el inútil tajamar del abrazo.
Prodigábamos pasión juntamente, no a nosotros tal vez sino a la venidera soledad.
Yo iba saqueando el porvenir en tus labios aún no amados de amor.
Nos rechazó la luz: la noche vino con urgencia de grito.
Solicitamos juntos la verja en esa dura gravedad de la sombra que ya el lucero alivia.
Como quien vuelve de una pradería yo volví de tu abrazo.
Como quien sale de un país de espadas volví de tu sollozado querer.
Tarde que se alza como sueño notorio entre la errante soñación de otras tardes.
Después yo fui alcanzando y rebasando noches y singladuras.
A semejanza del candelabro judío que por gradual encendimiento se ilustra,
en luminarias de sucesiva esperanza te anhela mi amor de todas las horas.


En Textos recobrados 1919-1929 
© 1997 y 2007 María Kodama
Buenos Aires, Sudamericana, 2011


Proa, segunda época, Buenos Aires, Año 2, N° 8, marzo de 1925

En Luna de enfrente, 1925, con variantes y abreviada bajo el título "Dualidá en una despedida"

Imagen: Un encuentro con Borges en Biblioteca Comunale (Taormina) -noviembre 2018-
de Miguel Ruibal [+] [TW] [FB]




11/10/17

Jorge Luis Borges: A Rafael Cansinos Assens *







Larga y final andanza sobre la exaltación arrebatada del ala del viaducto.
A nuestros pies, busca velajes el viento, y las estrellas —corazones absueltos— laten intensidad.
Bien paladeado el gusto de la noche, traspasados de sombra, vuelta ya una costumbre de nuestra               carne la noche.
Noche postrer de nuestro platicar, antes de que se levanten entre nosotros las leguas.
Aun es de entrambos el silencio donde como praderas resplandecen las voces.
Aun el alba es un pájaro perdido en la vileza más lejana del mundo.
Ultima noche resguardada del gran viento de ausencia.
Grato solar del corazón; puño de arduo jinete que sabe sofrenar el ágil mañana.
Es trágica la entraña del adiós como de todo acontecer en que es notorio el Tiempo.
Es duro realizar que ni tendremos en común las estrellas.
Cuando la tarde sea quietud en mi patio, de tus cuartillas surgirá la mañana.
Será la sombra de mi verano tu invierno y tu luz será gloria de mi sombra.
Aún persistimos juntos.
Aún las dos voces logran convenir, como la intensidad y la ternura en las puestas del sol.




En Proa, segunda época, Buenos Aires, Año 1, N° 1, agosto de 1924. 

Y además en: Luna de enfrente, 1925, con variantes. 

Exposición de la actual poesía argentina (1922-1927), de Pedro Juan Vignale y César Tiempo, Buenos Aires, Minerva, 1927. (Se publicaron "Singladura" y "A Rafael Cansinos Assens".)

Incluido en Textos recobrados 1919/1929
© 1997, 2007 María Kodama
© 2011 Buenos Aires, Editorial Sudamericana



* Rafael Cansinos Assens (1883-1964) se afilió al movimiento poético modernista, liderado por Rubén Darío. Colaboró en las revistas Helios, Prometeo, Renacimiento y Ultra, difundiendo las innovaciones del dadaísmo, futurismo y ultraísmo. De 1918 a 1922 dirigió la revista Cervantes. Borges, que se consideraba su discípulo, le profesaba una gran admiración y lo ayudó a publicar en Buenos Aires. (Pléiade, 1993, pág. 1349.) Borges recuerda: "Luego marchamos a Madrid y allí el mayor acontecimiento para mí fue la amistad de Rafael Cansinos Assens. Aún me gusta pensar en mí como su discípulo. Había venido de Sevilla donde había iniciado los estudios sacerdotales, pero habiendo encontrado el nombre de Cansinos en los archivos de la Inquisición, decidió que él era judío. Esto lo llevó al estudio del hebreo y más tarde llegó a hacerse circuncidar. [...] Era un hombre alto, con el desdén andaluz por todo lo castellano. El hecho más notable de Cansinos era que vivía enteramente para la literatura, sin preocuparse del dinero o de la fama. Era un excelente poeta y escribió un libro de salmos -mayormente eróticos- titulado El candelabro de los siete brazos, publicado en 1915. También escribió novelas, cuentos, ensayos, y cuando yo le conocí, presidía un círculo literario". ("Autobiografía", 1970, en Monegal, 1987, pág. 144.) 

Borges escribió otros artículos sobre Rafael Cansinos Assens: "Definición de Cansinos Assens", Martín Fierro, Buenos Aires, N° 12/13, 10 de noviembre de 1924, recogido en Inquisiciones, 1925.

Las luminarias de Hanukah, reseña publicada en El tamaño de mi esperanza, 1926

"R. Cansinos Assens", Síntesis, Buenos Aires, junio de 1927

"La traducción de un incidente", Inicial, Buenos Aires, N° 5, 1924, recogido en Inquisiciones, 1925

Imagen: Rafael Cansinos Assens
Cortesía de Fundación Rafael Cansinos Assens, con testimonio de Rafael Manuel Cansinos Assens [+]


7/10/17

Jorge Luis Borges: Al horizonte de un suburbio (1925)








Pampa:
Yo diviso tu anchura que ahonda las afueras,
yo me estoy desangrando en tus ponientes.
Pampa:
Yo te oigo en las tenaces guitarras sentenciosas
y en altos benteveos y en el ruido cansado
de los carros de pasto que vienen del verano.
Pampa:
El ámbito de un patio colorado me basta
para sentirte mía.
Pampa:
Yo sé que te desgarran
surcos y callejones y el viento que te cambia.
Pampa sufrida y macha que ya estás en los cielos,
no sé si eres la muerte. Sé que estás en mi pecho.



Luna de enfrente, 1925
© 1995, 1996 María Kodama
Buenos Aires, Sudamericana, 2011

Imagen: Borges en 1976


7/9/17

Jorge Luis Borges: Por los viales de Nîmes









Como esas calles patrias
cuya firmeza en mi recordación es reclamo
esta alameda provenzal
tiende su fácil rectitud latina
por un ancho suburbio
donde hay despejo y generosidad de llanura.
El agua va rezando por una acequia
el dolor que conviene a su peregrinación insentida
y la susurración es ensayo de alma
y la noche es benigna como un árbol
y la soledad persuade a la andanza.
Este lugar es semejante a la dicha;
I yo no soy feliz.
El cielo está viviendo un plenilunio
y un portalejo me declara una música
que en el amor se muere
y con alivio dolorido resurje. [sic]
Mi oscuridá difícil mortifica la calma.
Tenaces me suscitan
la afrenta de estar triste en la hermosura
y el deshonor de insatisfecha esperanza.




Luna de enfrente, Buenos Aires, Editorial Proa, 1925
Poema excluido por Borges en la edición de 1943 y siguientes

En Textos recobrados 1919-1929 (1997)
Buenos Aires, Sudamericana, 2011


Nota de esta edición:

Luna de enfrente, 1925, contenía veintisiete poemas. Al reeditar su poesía en 1943 Borges excluyó: "Tarde cualquiera", "La vuelta a Buenos Aires", "A la calle Serrano", "Patrias", "Soleares", "Por los viales de Nîmes", "El año cuarenta" y "En Villa Alvear". Incluimos a continuación estos ocho poemas que no fueron publicados en revistas antes de la primera edición del libro. Publicamos también las primeras versiones editadas de "Los llanos" (pág. 182), "Jactancia de quietud", "Singladura" y "A Rafael Cansinos Assens" (págs. 196-197), "Montevideo" (pág. 199), "Dualidá en una despedida" (pág. 203) y "Antelación de amor" (pág. 204). Los restantes poemas que integraban la primera edición de Luna de enfrente fueron corregidos por Borges a lo largo del tiempo; puede encontrarse su última versión en Luna de enfrente y Cuaderno San Martín, Buenos Aires, Emecé Editores, 3a edición, 1995.
El colofón de Luna de enfrente dice: "Este libro se acabó de imprimir el día 4 de Noviembre de 1925 en los talleres de G. Ricordi e C. que tienen su residencia en Buenos Aires. Calle Bolívar, 1610".


Entrevista de los periodistas Paloma Chamorro, José Luis Jover y el poeta y biógrafo del autor, Marcos Ricardo Barnatán, a sus 77 años.


2/9/17

Jorge Luis Borges: Versos de catorce








A mi ciudad de patios cóncavos como cántaros
y de calles que surcan las leguas como un vuelo,
a mi ciudad de esquinas con aureola de ocaso
y arrabales azules, hechos de firmamento,

a mi ciudad que se abre clara como una pampa,
yo volví de las viejas tierras antiguas del naciente [occidente]*
y recobré sus casas y la luz de sus casas
y esa modesta luz que urgen [y la trasnochadora luz de]** los almacenes

y supe en las orillas, del querer, que es de todos
y a punta de poniente desangré el pecho en salmos
y canté la aceptada costumbre de estar solo
y el retazo de pampa colorada de un patio.

Dije las calesitas, noria de los domingos,
y el paredón que agrieta la sombra de un paraíso,
y el destino que acecha tácito, en el cuchillo,
la noche olorosa como un mate curado.

Yo presentí la entraña de la voz las orillas,
palabra que en la tierra pone el azar del agua
y que da a las afueras su aventura infinita
y a los vagos campitos un sentido de playa.

Así voy devolviéndole a Dios unos centavos
del caudal infinito que me pone en las manos.



Nota:
Los asteriscos indican los cambios que hizo el autor en 1969 a la edición de 1925
*     yo volví de las viejas tierras antiguas del Occidente
**  y la trasnochadora luz de los almacenes


En Luna de enfrente (1925)

Foto: Ficheros que registran obras de Jorge Luis Borges 
en los archivos de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires


17/8/17

Jorge Luis Borges: Montevideo (Dos versiones)






I

Mi corazón resbala por la tarde como el cansancio por la piedad de un declive.
La noche nueva es como un ala sobre tus azoteas.
Eres el Buenos Aires que tuvimos, el que en los años se alejó quietamente.
Eres remansada y clara en la tarde como el recuerdo de una lisa amistad.
El cariño brota en tus piedras como un pastito humilde.
Eres festiva y nuestra, como la estrella que duplica un bañado.
Puerta falsa en el tiempo, tus calles miran al pasado más leve.
Claror de donde la mañana nos llega, sobre la dulce turbiedad de las aguas.
Antes de iluminar mi celosía su bajo sol bienaventura tus quintas.
Ciudad que se oye como un verso.
Calles con luz de patio.*


II

Resbalo por tu tarde como el cansancio por la piedad de un declive.
La noche nueva es como un ala sobre tus azoteas.
Eres el Buenos Aires que tuvimos, el que en los años se alejó quietamente.
Eres nuestra y fiestera, como la estrella que duplican las aguas.
Puerta falsa en el tiempo, tus calles miran al pasado más leve.
Claror de donde la mañana nos llega, sobre las dulces aguas turbias.
Antes de iluminar mi celosía tu bajo sol bienaventura tus quintas.
Ciudad que se oye como un verso.
Calles con luz de patio.**


*Primera publicación en Martín Fierro, Periódico Quincenal de Arte y Crítica Libre, Segunda época, 
Buenos Aires, Año 1, N° 8-9, 6 de septiembre de 1924.
Luego en Índice de la nueva poesía americana, Buenos Aires, El Inca, 1926
Y en Textos Recobrados 1919-1929 (2007)

**En Luna de enfrente (1925), suprimido en ediciones ulteriores

Foto: Borges en la Sala Verdi, Montevideo, 1984

4/4/17

Jorge Luis Borges: Dakar







Dakar está en la encrucijada del sol, del desierto y del mar.
El sol nos tapa el firmamento, el arenal acecha en los caminos, el mar es un encono.
He visto a un jefe en cuya manta era más ardiente el azul que en el cielo incendiado.
La mezquita cerca del biógrafo luce una claridad de plegaria.
La resolana aleja las chozas, el sol como un ladrón escala los muros.
África tiene en la eternidad su destino, donde hay hazañas, ídolos, reinos, arduos bosques y espadas.
Yo he logrado un atardecer y una aldea.



En Luna de enfrente (1925)
Foto: Borges (sin atribución) Vía El Mercurio


21/1/17

Jorge Luis Borges: Patrias






Quiero la casa baja;
la casa que enseguida llega al cielo,
la casa que no aguante otros altos que el aire.
Quiero la casa grande,
la orillada de un patio
con sus leguas de cielo y su jeme de pampa.
Quiero el tiempo allanado:
el tiempo con baldíos de ansiar y no hacer nada.
Quiero el tiempo hecho plaza,
no el día picaneado por los relojes yanquis
sino el día que miden despacito los mates.
Quiero la novia clara:
firmeza de la dicha, corazón de la gracia,
quiero su carne nueva que la sombra no apaga.
Quiero la novia que sea luego la esposa,
que sienta que las cosas están por el amor,
no el amor en las cosas.
Quiero casi la gloria:
quiero ver en los otros alargarse mi gesto
como la luna sola que está en muchos espejos.
Quiero tener aljibe donde acudan los otros
y que mi agua de cielo les alegre los cántaros
y que alguna muchacha venga a verse en el pozo.
Quiero la calle mansa
con las balaustraditas repartiéndose el cielo
y los buenos zaguanes rogados de esperanza.
Quiero la calle huraña
que desgarren la puesta del sol y la salida.
Quiero esa calle Plaza que me llevó a la dicha.
(Mientras, ...sigan viviéndome
la dicha que la Quica tiene en sus ojos grandes
y la guitarra austera de Ricardo Güiraldes).


En Luna de enfrente (1925), suprimido en ediciones ulteriores
Luego en Textos Recobrados 1919-1929 (2007)
Foto 'Esto es Buenos Aires' según Jorge Luis Borges
Horacio Coppola, 1931, ©Sucesión de Horacio Coppola

25/12/16

Jorge Luis Borges: Último sol en Villa Ortúzar







Tarde como de Juicio Final.
La calle es como una herida abierta en el cielo.
Ya no sé si fue un Ángel o un ocaso la claridad que ardió en la hondura.
Insistente, como una pesadilla, carga sobre mí la distancia.
Al horizonte un alambrado le duele.
El mundo está como inservible y tirado.
En el cielo es de día, pero la noche es traicionera en las zanjas.
Toda la luz está en las tapias azules y en ese alboroto de chicas.
Ya no sé si es un árbol o es un dios, ese que asoma por la verja herrumbrada.
Cuántos países a la vez: el campo, el cielo, las afueras.
Hoy he sido rico de calles y de ocaso filoso y de la tarde hecha estupor.
Lejos, me devolveré a mi pobreza.




 



En Luna de enfrente (1925)
Foto: Busto de Borges por Juan Carlos Ferraro
Café Tortoni de Buenos Aires vía
Al pie portada y cover de la primera edición


13/12/16

Jorge Luis Borges: La vuelta a Buenos Aires








Otra vez en mi derredor la ciudad se dispersa en arrabal como bandera gironada.
Otra vez alcanzables por los ojos padecen las estrellas como en la cercanía
     de amorosa mano hay caricias.
Está su límpido desvelo sobre la bondad de los patios y la hurañía de las verjas agrestes.
En mis miradas el recuerdo de largo cielo y mar; en los oídos el tropel de huraños vocablos.
Y la noche tan sola como mi corazón sin arrimo.
La ineficaz incantanción de mis versos ha enmudecido como la misma olvidanza.
En este sitio apalabré felicidades a mis ventura[s], encandiladas y ágiles como las liviana[s] enseñas.
Desdeñador de limpia soledad, hecho tan ávido como la carne el espíritu.
Enmarañada en esperanzas el alma como la diestra del varón en crenchas de mujer.
En ti, villa de antaño, hoy se lamenta mi soledad pordiosera.
Arduo silencio brota donde yo puse generosidad de esperar.
Son forasteros en mi carne los besos y único el viento es abrazador de mi tronco.
Ya no sabe amor de mi sombra.
Yo te rezé [sic] mis palabras todas, mi patria, y me ves tan aislado como el viento.
Acaso todos me dejaron para que te quisiese sólo a vos:
Visión de calles doloridas: mi Buenos Aires, mi contemplación, mi vagancia.



Luna de enfrente, Buenos Aires, Editorial Proa, 1925
Poema excluido por Borges en la edición de 1943

En Textos recobrados 1919-1929 (1997)
Buenos Aires, Sudamericana, 2011


Nota de esta edición:
Luna de enfrente, 1925, contenía veintisiete poemas. Al reeditar su poesía en 1943 Borges excluyó: "Tarde cualquiera", "La vuelta a Buenos Aires", "A la calle Serrano", "Patrias", "Soleares", "Por los viales de Nimes", "El año cuarenta" y "En Villa Alvear". Incluimos a continuación estos ocho poemas que no fueron publicados en revistas antes de la primera edición del libro. Publicamos también las primeras versiones editadas de "Los llanos" (pág. 182), 'Jactancia de quietud", "Singladura" y "A Rafael Cansinos Assens" (págs. 196-197), "Montevideo" (pág. 199), "Dualidad en una despedida" (pág. 203) y "Antelación de amor" (pág. 204). Los restantes poemas que integraban la primera edición de Luna de enfrente fueron corregidos por Borges a lo largo del tiempo; puede encontrarse su última versión en Luna de enfrente y Cuaderno San Martín, Buenos Aires, Emecé Editores, 3a edición, 1995.El colofón de Luna de enfrente dice: "Este libro se acabó de imprimir el día 4 de Noviembre de 1925 en los talleres de G. Ricordi e C. que tienen su residencia en Buenos Aires. Calle Bolívar, 1610".

Imagen: Borges y María Kodama en New York
Foto de Pedro Meyer [+] Sitio oficial



8/12/16

Jorge Luis Borges: Dualidá en una despedida







Tarde que socavó nuestro adiós.
Tarde acerada y deleitosa y monstruosa como un ángel oscuro.
Tarde cuando vivieron nuestros labios en la desnuda intimidad de los besos.
El tiempo inevitable se desbordaba sobre el abrazo inútil.
Prodigábamos pasión juntamente, no para nosotros sino para la soledad ya inmediata [cercana]*.
Nos rechazó la luz; la noche había llegado con urgencia.
Fuimos hasta la verja en esa gravedad de la sombra que ya el lucero alivia.
Como quien vuelve de un perdido prado yo volví de tu abrazo.
Como quien vuelve de un país de espadas yo volví de tus lágrimas.
Tarde que dura vívida como un sueño entre las otras tardes.
Después yo fui alcanzando y rebasando noches y singladuras.



*Modificación hecha en 1969 a la versión original de 1925   
[Originalmente publicada como Dualidá de una despedida 
Versión reeditada luego en Textos recobrados 1919-1929 (2007)

Y registrada en Proa, segunda época, Buenos Aires, Año 2, N° 8, marzo de 1925:

Tarde que socavó nuestro adiós.
Tarde acerada y gustadora y monstruosa cual un Ángel oscuro.
Tarde cuando vivieron nuestros labios en la desnuda y triste intimidad de los besos.
Nos adunó la perfección del sufrir.
El tiempo inevitable se divulgaba sobre el inútil tajamar del abrazo.
Prodigábamos pasión juntamente, no a nosotros tal vez sino a la venidera soledad.
Yo iba saqueando el porvenir en tus labios aún no amados de amor.
Nos rechazó la luz: la noche vino con urgencia de grito.
Solicitamos juntos la verja en esa dura gravedad de la sombra que ya el lucero alivia.
Como quien vuelve de una pradería yo volví de tu abrazo.
Como quien sale de un país de espadas volví de tu sollozado querer.
Tarde que se alza como sueño notorio entre la errante soñación de otras tardes.
Después yo fui alcanzando y rebasando noches y singladuras.
A semejanza del candelabro judío que por gradual encendimiento se ilustra,
en luminarias de sucesiva esperanza te anhela mi amor de todas las horas.]

En Luna de enfrente (1925) 
Foto ©Pedro Raota, Borges en el cementerio de la Recoleta


14/11/16

Jorge Luis Borges: El General Quiroga va en coche al muere







El madrejón desnudo ya sin una sed de agua
y una luna perdida en el frío del alba
y el campo muerto de hambre, pobre como una araña.

El coche se hamacaba rezongando la altura;
un galerón enfático, enorme, funerario.
Cuatro tapaos con pinta de muerte en la negrura
tironeaban seis miedos y un valor desvelado.

Junto a los postillones jineteaba un moreno.
Ir en coche a la muerte ¡qué cosa más oronda!
El general Quiroga quiso entrar en la sombra
llevando seis o siete degollados de escolta.

Esa cordobesada bochinchera y ladina
(meditaba Quiroga) ¿qué ha de poder con mi alma?
Aquí estoy afianzado y metido en la vida
como la estaca pampa bien metida en la pampa.

Yo, que he sobrevivido a millares de tardes
y cuyo nombre pone retemblor en las lanzas,
no he de soltar la vida por estos pedregales.
¿Muere acaso el pampero, se mueren las espadas?

Pero al brillar el día sobre Barranca Yaco
hierros que no perdonan arreciaron sobre él;
la muerte, que es de todos, arreó con el riojano
y una de puñaladas lo mentó a Juan Manuel.

Ya muerto, ya de pie, ya inmortal, ya fantasma,
se presentó al infierno que Dios le había marcado,
y a sus órdenes iban, rotas y desangradas,
las ánimas en pena de hombres y de caballos.



En Luna de enfrente (1925)
Foto: Borges junto a sus padres, 1925


6/10/16

Jorge Luis Borges: Casi Juicio Final






Mi callejero no hacer nada vive y se suelta por la variedad de la noche.
La noche es una fiesta larga y sola.
En mi secreto corazón yo me justifico y ensalzo.
He atestiguado el mundo; he confesado la rareza del mundo.
He cantado lo eterno: clara luna volvedora y las mejillas que apetece el amor.
He conmemorado con versos la ciudad que me ciñe y los arrabales que me desgarran.
He dicho asombro donde otros dicen solamente costumbre.
A los antepasados de mi sangre y a los antepasados de mis sueños he exaltado y
cantado.
He sido y soy.
He trabado en firmes palabras mi sentimiento que pudo haberse disipado en ternura.
El recuerdo de una antigua vileza vuelve a mi corazón.
Como el caballo muerto que la marea inflige en la playa, vuelve a mi corazón.
Aún están a mi lado, sin embargo, las calles y la luna.
El agua sigue siendo dulce en mi boca y las estrofas no me niegan su gracia.
Siento el pavor de la belleza; ¿quién se atreverá a condenarme si esta gran luna de mi
soledad me perdona?



En Luna de enfrente (1925)
Foto: Borges (1975) by Willis Barnstone at Borges at Eighty: Conversations, AA.VV., 1982
Edition, foreword and photographs: Willis Barnstone
Contributing authors: Willis Barnstone, Alastair Reid, Dick Cavett,
Alberto Coffa, Kenneth Brechner & Jaime Alazraki



29/9/16

Jorge Luis Borges: El año cuarenta







Los caserones eran grandes, como banderas y cada patio tenía estrellas distintas. 
Ya el traspatio era otro país, hecho de griterío, de negrada y de lumbre. 
Los redondeles de las duras guitarras daban siempre a la pampa. 
De San Benito de Palermo las tardes rojas engendraban soldados. 
Las calles casi estaban en la pampa, con su polvareda y patrullas. 
En carretas bajonas, detrás de bueyes bajo pértigo y yugo, iba el río a las casas. 
Don Juan Manuel de Rozas era fornido, ubicuo, inmortal. 
Monstruosos como espejos, los corazones eran iguales entonces. 
Año de gracia y de maravillosa crueldá: del quita penas y el minué montonero. 
La muerte era ancha y fácil y profunda como el campo y la noche. 
Año sangriento y candoroso: año del barrio del tambor y el punzó.



En Luna de enfrente (1925), suprimido en ediciones ulteriores
Luego en Textos Recobrados 1919-1929 (2007)
Retrato de Jorge Luis Borges 
Borges en revista Siete Días 

Año VI, Número 310, 23 de abril de 1973
En entrevista con Andrés Oppenheimer y Jorge Lafforgue


23/7/16

Jorge Luis Borges: Jactancia de quietud






Escrituras de luz embisten la sombra, más prodigiosas que meteoros.
La alta ciudad inconocible arrecia sobre el campo.
Seguro de mi vida y de mi muerte, miro los ambiciosos y quisiera entenderlos.
Su día es ávido como el lazo en el aire.
Su noche es tregua de la ira en el hierro, pronto en acometer.
Hablan de humanidad.
Mi humanidad está en sentir que somos voces de una misma penuria.
Hablan de patria.
Mi patria es un latido de guitarra, unos retratos y una vieja espada,
la oración evidente del sauzal en los atardeceres.
El tiempo está viviéndome.
Más silencioso que mi sombra, cruzo el tropel de su levantada codicia.
Ellos son imprescindibles, únicos, merecedores del mañana.
Mi nombre es alguien y cualquiera.
Paso con lentitud, como quien viene de tan lejos que no espera llegar.


En Luna de enfrente (1925)
Luego en Textos Recobrados 1919-1929 (2007)
Retrato de Jorge Luis Borges
Foto Archivo elmundo.com


22/5/16

Jorge Luis Borges en su voz: Manuscrito hallado en un libro de Joseph Conrad







En las trémulas tierras que exhalan el verano,
el día es invisible de puro blanco. El día
es una estría cruel en una celosía,
un fulgor en las costas y una fiebre en el llano.

Pero la antigua noche es honda como un jarro
de agua cóncava. El agua se abre a infinitas huellas,
y en ociosas canoas, de cara a las estrellas,
el hombre mide el vago tiempo con el cigarro.

El humo desdibuja gris las constelaciones
remotas. Lo inmediato pierde prehistoria y nombre.
El mundo es unas cuantas tiernas imprecisiones.
El río, el primer río. El hombre, el primer hombre.






En Luna de enfrente (1925)
Retrato de Jorge Luis Borges sin atribución
En diario Los Andres, 18 de septiembre de 2004

14/2/16

Jorge Luis Borges: Amorosa anticipación











Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta
ni la costumbre de tu cuerpo, aún misterioso y tácito y de niña,
ni la sucesión de tu vida asumiendo palabras o silencios
serán favor tan misterioso
como mirar tu sueño implicado
en la vigilia de mis brazos.
Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria del sueño,
quieta y resplandeciente como una dicha que la memoria elige,
me darás esa orilla de tu vida que tú misma no tienes.
Arrojado a quietud,
divisaré esa playa última de tu ser
y te veré por primera vez, quizá,
como Dios ha de verte,
desbaratada la ficción del Tiempo,
sin el amor, sin mí.


En Luna de enfrente (1925)
Publicado primero como Antelación del amor
Borges en la calle Florida
Buenos Aires, década del '60
Foto ©Jorge Aguirre


18/12/15

Jorge Luis Borges: Singladura









El mar es una espada innumerable y una plenitud de pobreza.
La llamarada es traducible en ira, el manantial en tiempo, y la
cisterna en clara aceptación.
El mar es solitario como un ciego.
El mar es un antiguo lenguaje que yo no alcanzo a descifrar.
En su hondura, el alba es una humilde tapia encalada.
De su confín surge el claror, igual que una humareda.
Impenetrable como de piedra labrada
persiste el mar ante los muchos días.
Cada tarde es un puerto.
Nuestra mirada flagelada de mar camina por su cielo:
última playa blanda, celeste arcilla de las tardes.
¡Qué dulce intimidad la del ocaso en el huraño mar!
Claras como una feria brillan las nubes.
La luna nueva se ha enredado a un mástil.
La misma luna que dejamos bajo un arco de piedra y cuya luz
agraciaría los sauzales.
En la cubierta, quietamente, yo comparto la tarde con mi
hermana, como un trozo de pan.







En Luna de enfrente (1925)

Tomado de la edición corregida de 1969
en Obra poética 1923-1985
© María Kodama & Emecé (Buenos Aires, 1989)
Foto: Borges junto a su hermana Norah en Puerto Madryn en 1922 Via
Al pie: Primera versión del poema, aparecida en el número 8 de la revista Ultra (Madrid, 20 de abril de 1921)


1/12/15

Jorge Luis Borges: La promisión en alta mar







No he recobrado tu cercanía, mi patria, pero ya tengo tus estrellas.
Lo más lejano del firmamento las dijo y ahora se pierden en su gracia los mástiles.
Se han desprendido de las altas cornisas como un asombro de palomas.
Vienen del patio donde el aljibe es una torre inversa entre dos cielos.
Vienen del creciente jardín cuya inquietud arriba al pie del muro como un agua sombría.
Vienen de un atardecer de provincia, lacio como un yuyal.*
Son inmortales y vehementes; no ha de medir su eternidad ningún pueblo.
Ante su firmeza de luz todas las noches de los hombres se curvarán como hojas secas.
Son un claro país y de algún modo está mi tierra en su ámbito.




* En la edición de 1925:
"Vienen de un lacio atardecer de provincia, manso como un yuyal."

En Luna de enfrente (1925)
Tomado de la edición corregida de 1969
en Obra poética 1923-1985
© María Kodama & Emecé (Buenos Aires, 1989)

Foto: Borges en 1970 (Gentileza de M. E. de Miguel)
incluida en Encuesta a la literatura argentina contemporánea
Buenos Aires, CEAL, 1982


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